Agua y bollos: ¿entre comunicación-comunicación?


El arte es un símbolo de lo ético, siempre un billete de vuelta.
Herminia Pagola.

El problema de la filosofía es hallar instrumentos para comprender la discontinudad arte-vida
Gerard Vilar.

No conozco mejor forma de aburrir que decirlo todo
Lluís X. Álvarez.

El «III Encuentro Internacional Para qué arte: autonomía y valor del arte» celebrado en el Carmen de la Victoria, Granada (30, 31 de marzo y 1 de abril de 2017) y organizado por el Grupo de Investigación Estudios sobre Filosofía, Retórica y Estética de la Universidad de Granada, ha sido el lugar propicio para volcar ciertas cuestiones que a muchas nos atañen y repiten (a veces desde la fría atalaya versus dardos lanzados), entendiendo que volcar no quiere llevarnos luego a revolcar (aunque sería su posible desenlace en tanto descarga), ni siquiera un remolque: el de la palabra o toque (queda), la palabra pedida, el de la palabra dada: no hay qué callar.

Es así que los interludios se ven como la atención definitiva versus aquellas magistrales traducciones que, si bien dejan grandes frases a retener, en el fondo nos están quitando ese único tiempo. Y cómo no, llegar al lugar desconocido, lugar común que en las comidas del Carmen de la Victoria recrearán su expulsión. También, fíjate, esa mirada que se centra más en el accidente debido a su peso visual que en el fondo de esas pupilas que tratan de articular incluso en el terreno baldío dado su trasplante o ese café que, digámoslo así, no para de hacer aguas. He conocido tanta gente y se han dilucidado tantas autonomías que el placer ha sido mío. Y mira, nos llevamos la foto con Kant. 

Es así que mi larga propuesta -y fíjate que nos reímos junto con el equipo al abrir la puerta: «Ya está José Luis poniendo títulos»- titulada Concebir el afluente / Remodelar la casa. Del entorno doméstico como pregunta por las contingencias de la práctica artística hoy y su impacto en el ir haciéndose cotidiano si se quiere, se ha planteado como una puesta a prueba, puesta de largo, también (cómo no) enlace, bajo la moderación de José F. Zúñiga. Moderación que engancha, palabras que encuentran su casa. Y es así que si a eso sumáramos agua y algunos bollos, fíjate, nuestras biopolíticas dejarían de resolverse en la cadena a tirar. Porque el éxtasis o promesa de finalmente puede que acabe incluso disipando la búsqueda del debatir. Toda (una) admiración.


Aquí el momento de la presentación, como se puede comprobar un público de lujo. La fotografía es de Patri Díez, quien ha cubierto el evento con una cercanía y delicadeza ejemplares. Para más información acerca de dicho encuentro, consultar el siguiente enlace.